Un estudio llegó a la conclusión de que la convivencia con perros y gatos puede influir en la maduración del sistema inmune en la infancia. La Academia Estadounidense de Pediatría (AAP) con sede en Chicago publicó en la revista “Pediatrics” los resultados de su investigación, los cuáles desmienten que el contacto con perros y gatos sea perjudicial para los bebés.
El estudio coordinado por "Eija Bergroth de la universidad del este de Finlandia" en la que participaron 400 niños desde el embarazo de sus madres hasta la edad de un año (que nacieron entre septiembre de 2002 y mayo de 2005) registraron que al tener contacto con un perro o un gato comprobaron que aún cuando las infecciones respiratorias r infecciosas son recurrentes durante el primer año de vida, los niños con perro mostraron menos síntomas y enfermedades en especial de oído y requerían tratamientos más cortos con antibióticos. La propiedad de un gato también demostró un efecto protector en niños, pero no tan fuerte en cómo en el caso de los perros.
Éstos estudios fueron en hogares donde los perros o gatos pasaban en el interior de forma temporal o frecuente y dio lugar a una menor duración de las infecciones y una resistencia mejor a enfermedades respiratorias gracias a la madurez de su sistema inmune.
(información recopilada de www.esmas.com )