El tipo de alimentación desempeña cada vez un papel más importante en los trastornos de conducta, por ejemplo un desayuno pobre en nutrientes, hace que los niños sufran con mayor frecuencia nerviosismo, fatiga, irritabilidad nerviosa y cambios bruscos se humor. Los aditivos o colorantes artificiales para hacerlos más atractivos como la tartracina de los dulces, no aportan ningún beneficio, el pan refinado y las bebidas estimulantes como refrescos y jugos artificiales agravan el problema proporcionándole estrés al organismo. Ten en cuenta éstos detalles al elegir el menú familiar.
