La Miel de abeja:


La miel está clasificada en el grupo de los alimentos hidratos de carbono simples, es decir, los que están formados por hidrógeno, carbono y oxígeno, elementos que proporcionan calorías al organismo, lo cuál se traduce en energía.
En la composición de la miel participan más de 70 sustancias diferentes de acuerdo a la variedad –que depende del tipo y flores probadas por las abejas-, el tipo de colmena, las condiciones climáticas y regionales de cada lugar. La miel contiene minerales como potasio (especialmente las oscuras provenientes de los bosques) y fósforo importante para la metabolización de los hidratos de carbono, pequeñas cantidades de vitaminas del grupo B, Vitamina C, y ácido pantoténico, así como enzimas vegetales (provenientes del polen de las flores y de las mismas abejas), enzimas encargadas de facilitar que el organismo asimile fácilmente los azúcares sin causar problemas digestivos e inhibinas las cuáles aportan su acción antibiótica, aportando un trabajo curativo sobre heridas de manera tópica, una de las razones por las que se debe evitar someter a la miel a altas temperaturas (mayores a 60°C) ya que las inhibinas se destruyen por acción de la luz y del calor. Las inhibinas y los monosacáridos favorecen la irrigación sanguínea.
Si bien la mayoría de las personas puede consumir miel, también es cierto que las personas alérgicas al polen pueden presentar reacciones adversas, al igual que diabéticos debido a que por ser principalmente hidratos de carbono simples aumentan los picos de glucosa.
Sus propiedades cicatrizantes y humectantes la convierten en el ingrediente número uno de cremas y ungüentos para la piel.
Diluida en leche tibia es excelente loción para aplicar en el rostro y cuerpo.
Mezclada con yema de huevo y unas gotas de aceite de almendras es ideal para cutis seco, sin aceite y con jugo de un limón ideal para cutis graso; ambas son una excelente mascarilla limpiadora y preventiva de arrugas pero únicamente por la noche y se retirar con agua tibia.
Mezclada con una infusión de berros, sirve para atenuar las manchas de la piel.
En casos de tos, gripe, inflamación, lesión o ulceración de la boca, se recomienda hacer gárgaras con una cucharada de miel diluida en medio vaso de agua tibia, gracias a los monosacáridos, la miel tiene un efecto expectorante.
A los que sufren de úlcera gástrica se les aconseja tomar una cucharadita de miel por las mañanas, dejándola diluir bien en la boca antes de tragarla y esperar por lo medos una hora antes de ingerir cualquier otro aliento.
Su consumo tiene efectos positivos en el corazón, ya que favorece la producción de fosfatos orgánicos que regulan el ritmo cardíaco y estimula el riesgo coronario. Igualmente por ser rica en minerales influye sobre las enfermedades reumáticas; estimula el metabolismo hepático es decir del hígado por lo cuál tiene un efecto desintoxicarte en todo el organismo.

Extracto del artículo: “La miel es nutrición” de folleto informativo de SAGARPA, escrito por la Nutrióloga Myriam L. Hurtado Salas.